lunes, 21 de febrero de 2011

Todo paisaje se traduce en viento

Todo paisaje se traduce en viento
las hojas al moverse
el sonido

quizá una ola
la arena del desierto que se levanta
un remolino
acá dentro

hemos despertado antes de la aurora
en un silencio enorme
e irreal
cómo saber si aún permanecemos en el sueño
las ventanas como si respirasen
la inmovilidad
de los objetos que nos inquietan

todo ocurre temprano
o tan tarde

miento

la casa empieza a iluminarse
te tapas el rostro
al que apenas concedo un parpadeo

afuera
es posible que amanezca
sin nosotros.

Múnich, 21 de febrero de 2011

5 comentarios:

  1. Maravilloso poema Claudia, me ha llegado muy hondo en estos momentos de mi vida. Un gran abrazo,

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  2. Y un suave aroma de noche y nostalgia

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  3. Hermoso poema, Claudia. Me sugiere el momento efímero de la duermevela o del despertar, me has dado ganas de cerrar los ojos y escuchar...

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  4. ¡Claudia! Nos sorprendes con un hermoso poema. Me ha encantado y me ha evocado algo que hacía mucho tenía olvidado. Cuando mi hija mayor era pequeñita, muy pequeña, recuerdo que despertaba por la noche y si estaba inquieta la tomaba en los brazos y nos íbamos a recorrer la casa, mirábamos por la ventana, mirábamos el cielo, despertábamos a los perros. Ella necesitaba comprobar que el mundo no se había vaciado por la noche. Todo estaba allí, aunque en silencio. Nada se había esfumado.
    He recordado esa inquietud y al mismo tiempo, esa ingénua ternura al creer que nuestros párpados cerrados, como la noche, puede apagar el mundo, con la suerte (y esa es la tranquilidad que a veces necesitamos), de volver a encenderlo a nuestro antojo.
    Feliz despertar Claudia.
    Un beso.

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